Lo que se sufre:
- Se vuelve más dificil levantarse de mi cama. Ésta se convierte en mi refugio, en mi guarida; es como la cueva donde un oso iverna. Es horrible tener que quitarte las cobijas de encima u.u Y es mucho peor cuando te levantas a una hora donde ni siquiera ha amanecido. Terrible!
- Las chamarras. Las benditas, horribles, tontas chamarras. Ok, son cálidas. Pero en serio ¿Tengo que lucir como repollo-piñata y limitar mis movimientos para estar calentita?.
- Mi piel se transforma en una extraña capa parecida a la piel de una lagartija. Recordemos que aunque casi no tengamos sed, en esta época sigue siendo necesario hidratarse.
- Mi cama al despertar luce intacta. Es genial poder tenderla solo con unos cuantos movimientos sencillos. Y esque en invierno despierto casi igual que como me acuesto. A diferencia de los tiempos de calor, donde suelo tirar desesperadamente las cobijas para abrir paso a la hermosa ventilación.
- Los días nublados. No sé ustedes, pero a mi me encantan. Es como si al mirar al cielo me trasladara a Liverpool (aunque no haya estado ahí) y caminara con los Beatles. Ok, no tanto. Pero me gustan esos días. Se que muchos dirán que son tristes pero en realidad yo los encuentro inspiradores.
- El frío es el pretexto per-fec-to para solicitar un buen abrazo, punto.
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